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La necesidad de desintoxicarnos para mantener o
recuperar la salud es en nuestros días una necesidad más que una mera opción
dada la brutal contaminación que padecemos debiendo deshacernos especialmente
de los metales pesados inorgánicos que se acumulan en nosotros. Y es que es
hora de que muchos enfermos se planteen si sus problemas de salud no se deberán
a ello y tomen medidas si quieren recuperarse. ¿Cómo? Pues haciendo uso de
quelantes para expulsarlos del cuerpo a través de la orina. Y no solo mediante
goteo endovenoso con EDTA sino ingiriendo algunos de los agentes naturales que
la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. Lo explicamos en detalle al ser
una posibilidad que la inmensa mayoría de los profesionales de la salud
desconoce.
¿Y qué logra exactamente la quelación? Pues ayudar a
limpiar el cuerpo de radicales libres, reduce el nivel de metales tóxicos
bivalentes -como el plomo o el mercurio, entre otros-, reinstaura la actividad
enzimática de la pared arterial afectada por la toxicidad de algunos metales
–puesto que más de 70 enzimas que actúan en ella se ven alteradas por el
proceso aterosclerótico-, reduce los depósitos patológicos de calcio en el
interior de las arterias y otros lugares y disminuye el nivel de agregación de
las plaquetas, factor importante en la formación de coágulos y trombos. En
suma, desintoxica, ayuda a “desatascar” las arterias promoviendo una
circulación colateral funcionalmente importante y se deshace de los metales
tóxicos, especialmente de los considerados pesados (aquellos cuyo peso
específico es superior a 5 gramos por centímetro cúbico o tienen un número
atómico por encima de 20 excluyendo generalmente a los metales alcalinos y
elementos alcalinotérreos).
Y no hay
ningún riesgo si se hace correctamente y antes se comprueba que los riñones del
paciente están en buen estado –para no sobrecargarlos-, se ajusta la dosis
–depende de las necesidades de cada caso- y se reemplazan las sustancias
imprescindibles para el organismo que pudieran perderse durante el proceso de
quelación. Si así se hace la terapia carece de peligro y es muy eficaz.
METALES PESADOS TÓXICOS
Ahora bien, ¿y cuáles son los metales pesados tóxicos
–el bismuto es el más denso de los elementos estables pero su toxicidad sin
embargo es baja- que pueden estar intoxicando y perturbando el correcto
funcionamiento del cuerpo? Pues sobre todo el mercurio, el plomo y el cadmio
así como el aluminio y el arsénico –estos dos no son propiamente “metales
pesados”- aunque asimismo pueden resultar tóxicos otros aún más ligeros como el
hierro, el manganeso, el vanadio, el tungsteno y hasta uno tan liviano como el
berilio. Y es que desde un punto de vista médico se consideran “metales
pesados” –aunque hacerlo sea incorrecto- todos los metales tóxicos
independientemente de su peso atómico. En todo caso en este texto vamos a centrarnos
en los cinco primeros para explicar dónde se acumulan fundamentalmente y qué
síntomas o patologías provoca su presencia obviando el más “pesado”, el
plutonio, subproducto de la fisión en los reactores nucleares al ser inusual
que alguien esté contaminado por alguno de sus isótopos.
-El mercurio. Se suele acumular en los riñones, el cerebro y los
nervios provocando fatiga crónica, hipertensión arterial, alteraciones
cognitivas y de la memoria, disfunciones en los neurotransmisores, infecciones
recidivantes, alteraciones del sistema inmune, cambios olfativos y gustativos,
desórdenes neuromusculares, anemia, alteraciones cardiovasculares,
infertilidad, problemas digestivos, candidiasis y otras patologías. El
envenenamiento por mercurio se denomina hidrargirismo o mercurialismo
y da asimismo lugar a la llamada enfermedad de Minamata.
-El plomo. Se acumula especialmente en el cerebro, los nervios
y los huesos provocando sobre todo alteraciones cognitivas, dolores
osteomusculares, hiperactividad, trastornos del sueño, daños renales y
neurológicos, irritabilidad, etc. Cabe destacar la peligrosidad de este metal
en los niños ya que en ellos la absorción es mayor.
–El cadmio. Se acumula en las vías
respiratorias, el hígado, los riñones, la grasa, los nervios, los pulmones y
los huesos provocando dolor de cabeza, anemia, hipertensión, enfermedades
pulmonares -como el enfisema-, arterioesclerosis, dolores osteomusculares,
daños renales y otras patologías, en especial la denominada enfermedad de
itai-itai.
-El aluminio. Se acumula en los pulmones y el cerebro provocando
fundamentalmente hiperactividad, trastornos del comportamiento, anemia y
astenia habiéndosele relacionado con el alzheimer y el autismo. No es
propiamente un “metal pesado” pero sí muy tóxico.
-El arsénico. Se acumula en el hígado, los riñones, la piel y el sistema nervioso
provocando alteraciones de la piel, hipersalivación, debilidad muscular,
hipertensión arterial, problemas digestivo-intestinales, alteraciones del
sistema nervioso, dolencias cardiovasculares, alteraciones en la hematopoyesis
y otras disfunciones. En puridad el arsénico es un “semimetal”.
EL QUELANTE IDEAL
Por lo que se refiere a las sustancias quelantes
debemos decir que la ideal es aquella…
…muy soluble
en agua.
…resistente
a la biotransformación.
…que puede
“atrapar” no uno sino varios metales.
…capaz de
llegar a todo lugar en el que hay depositados metales pesados o tóxicos.
…que forma
complejos no tóxicos al unirse con los iones de metales tóxicos.
…que soporta
cambios biológicos manteniendo su actividad.
…que excreta
rápidamente los quelatos formados.
…de escasa o nula afinidad por el catión calcio Ca2+
ya que este ión tiene gran disponibilidad para la quelación en el plasma y un
quelante puede provocar hipocalcemia a pesar de poseer una elevada afinidad con
los metales pesados.
La palabra quelato procede del griego,
significa “garra” y se produce de forma constante en plantas, animales y
humanos; de hecho hay una gran variedad de moléculas capaces de formar
complejos inocuos al unirse a los iones de los metales. Son por ejemplo los
casos de la hemoglobina, la clorofila, el citocromo, diversos aminoácidos y
algunas enzimas de las que dependen importantes procesos metabólicos.
Cabe agregar que las sustancias quelantes se emplean
hoy ampliamente en la industria farmacéutica y en Biología (como marcadores
histoquímicos, como estabilizadores de medicamentos, como conservantes de los
alimentos, para analizar la presencia de oligoelementos, para endurecer el
agua, etc.). Es más, hasta algunos fármacos tienen propiedades quelantes:
antibióticos, analgésicos, antitérmicos, quimioterápicos, antitiroideos y
otros.
OTRAS SUSTANCIAS QUELANTES
Agregaremos que en Nutrición Ortomolecular se usan hoy
día diversas sustancias quelantes de dispar eficacia. Son éstas:
-El Ácido alfa lipoico (AAL
por sus siglas en inglés). Además de actuar como cofactor en diferentes
complejos enzimáticos tiene capacidad antirradicalar tanto en medios acuosos
como grasos y al absorberse rápidamente potencia la acción de otros
antioxidantes. En cuanto a su actividad quelante es capaz de crear complejos
estables con iones metálicos de cobre, manganeso, zinc, hierro, cadmio y
mercurio (incluso para el acumulado en el cerebro ya que atraviesa la barrera
hematoencefálica). Además ayuda al cuerpo a protegerse frente al envenenamiento
por arsénico.
–El Ácido dimercaptosuccínico (DMSA por sus
siglas en inglés). Quela principalmente el arsénico, el plomo y el mercurio
pero se asegura que también es una buena opción en la intoxicación por
mercurio, arsénico y oro. Se usa desde la década de los años 60 sin efectos
adversos. Habida cuenta de hay estudios rigurosos que relacionan el autismo con
metales como el mercurio, el plomo, el antimonio, el estaño, el aluminio y,
sobre todo, con el mercurio conviene valorar su utilización en esta patología.
De hecho hay trabajos que permiten inferir que puede mejorar la situación de
los niños del espectro autista si el DMSA se usa conjuntamente con Ácido
alfa lipoico.
-El Dimercaptopropanol-sulfonato (DMPS
por sus siglas en inglés). Se trata de un derivado del Dimercaptopropanol (BAL)
que se utiliza en la intoxicación por mercurio.
-La Deferoxamina. Se trata de un ácido
trihidroxámico que se obtiene a partir del Streptomyces pilosus y su
característica más llamativa es su capacidad para unirse al hierro: 32
veces superior a la que tiene por cualquier otro metal. Aspecto interesante
porque algunos microorganismos patógenos se vuelven más virulentos en presencia
de hierro: es el caso del virus de la malaria, patología en la que la deferoxamina
ha demostrado ser eficaz. Asimismo quela el aluminio siendo útil por ello en el
tratamiento del alzheimer, patología en la que su administración durante
veinticuatro meses logró disminuir la pérdida de la actividad cognitiva.
-La Penicilamina. Sustancia procedente
de la degradación hidrolítica de la penicilina pero sin actividad antibiótica
que se utiliza –lo mismo que la trientina– para el tratamiento de
la llamada enfermedad de wilson, patología provocada por la acumulación
de cobre en el organismo. También es útil para la eliminación del arsénico, el
plomo, el mercurio y el oro. Su eficacia se ha constatado especialmente
en el tratamiento de la artritis reumatoide severa. Agregaremos que la N-acetil-D-penicilamina
(NAP) –un derivado de la penicilamina- se ha usado igualmente
con éxito en pacientes con intoxicación por mercurio.
-El Ácido aurintricarboxílico (ATA
por sus siglas sin inglés). Es un buen quelante del birilio, sobre todo
cuando éste se acumula en los pulmones.
-El Ácido dietilen-triamino-pentaacético
(DTPA por sus siglas sin inglés). Se trata de un derivado del EDTA
en sus formas de sal de calcio y zinc (DTPA-Ca y DTPA-Zn) que se
utiliza para tratar la sobreexposición a elementos radioactivos como el
plutonio, el torio y el uranio.
-El Ácido fítico (y en general todos los
fitatos presentes en las semillas de los cereales, las
leguminosas y las oleaginosas). Al interferir en la asimilación de los
minerales se utilizan para la eliminación de algunos (como el hierro).
-El cilantro (Coriandrum sativum).
Tiene una potente actividad quelante y antioxidante; mayor incluso que
las de otras sustancias más conocidas. Sus principios activos (compuestos
fenólicos, flavonoides, cumarinas, aceites esenciales, etc.) son altamente
efectivos a corto plazo. Hoy se sabe que ayuda a eliminar del organismo el
menos el mercurio, el aluminio y el plomo.
-La Chlorella pyrenoidosa.
Alga unicelular que crece en agua dulce es útil para eliminar metales pesados a
nivel tisular gracias a su riqueza en clorofila, ácido algénico,
vitaminas, minerales, aminoácidos, enzimas, ácidos nucleicos y, sobre todo,
factores de crecimiento.
-La vitamina C. Indispensable para reducir la
presencia de hierro, tanto férrico como ferroso. Es muy eficaz para evitar la
acción de las especies reactivas de oxígeno.
-El Metilsulfonilmetano (MSM por
sus siglas sin inglés) y sus derivados: el DMSO y el DMS.
Se trata de compuestos azufrados que participan en la síntesis de la glutatión
peroxidasa -una de las enzimas de mayor actividad antioxidante que
ayuda a la homeostasis celular- y facilita la quelación de metales como el
plomo, el cadmio, el mercurio y el arseìnico. De ahí que sean asimismo
útiles todo los alimentos que contienen aminoácidos azufrados, es decir, la metiotina,
la cisteína y la taurina (de ahí las conocidas propiedades
quelantes del ajo y la cebolla.
-La metionina y la cisteína. Se trata de
compuestos igualmente útiles por ser aminoácidos azufrados.
Agregaremos para finalizar que hay otras sustancias
indispensables en todo tratamiento quelante, no porque tengan actividad
específica frente a algún metal sino porque limitan la acción catalizadora de
los metales pesados tóxicos reduciendo así el daño. Son los casos de la
vitamina E, el ácido orótico o vitamina B13 (también llamado Orotato,
Factor del suero de la leche o Factor galactoso animal), los
carotenos, el zinc, el cobre, el selenio, la coenzima Q10, los ácidos grasos
esenciales, diversos aminoácidos, el sulforafano de las crucíferas (son
especialmente ricas el brécol o brócoli), el vinagre de manzana, el centeno, el
arroz integral y los alimentos ricos en pectinas, histidina y glutation
así como en dos minerales con esas mismas propiedades quelantes: el selenio
y el calcio, entre otros.
Terminamos indicando al lector que todo tratamiento de
quelación debería ser dirigido por un profesional de la salud con conocimientos
actualizados en esta compleja área.
José Ramón Llorente